LAS FLAPPERS
La emancipación de la mujer en los últimos doscientos años suele estudiarse desde el punto de vista de la lucha política y del asociacionismo, olvidando a aquellas mujeres que en la década de 1920 se atrevieron a desafiar a la sociedad simplemente con su estilo de vida: las flappers.
En esta serie de posts relacionados con Un asunto delicado no podía faltar uno dedicado ellas, ya que hay un personaje en la novela que las representa. Es Ivette Faure, una guionista francesa que se aloja en la Residencia de Artistas Lledó y que tiene un papel importante en la trama de misterio. Pero también tiene otro como reflejo del inicio de aquella revolución pacífica que supuso un gran avance en la liberación de la mujer. Y otro más: dar visibilidad a una profesión poco valorada, la de guionista, y a la que se dedicó un buen número de mujeres en Hollywood, pero que han permanecido en la sombra durante muchos años.
EL TÉRMINO «FLAPPER»
Parece que su origen debemos buscarlo en la Inglaterra de mediados del siglo XVII, cuando se usaba la palabra "flap" para referirse a una joven prostituta. Y hay constancia de que, en 1890, flapper también hacía referencia a una adolescente. No es de extrañar que la mezcla de ambos conceptos derivara en el significado que se le empezó a dar en la década de 1910, y que era el de mujer inmadura que apenas respetaba las reglas sociales de su época.
El fin de la I Guerra Mundial y las mejoras en el transporte transatlántico exportaron el término a Estados Unidos, y pronto se popularizó para denominar a unas mujeres independientes que buscaban disfrutar de la vida sin importarles las reglas sociales.
Pero lo que instauró su significado definitivamente fue la película norteamericana The Flapper, estrenada el 10 de mayo 1920. Con guion de Frances Marion (la primera guionista en ganar dos Óscar de la Academia) y protagonizada por la actriz Olive Thomas, reflejaba la forma de vida de las flappers y se convirtió en un icono de este fenómeno.
Muchas actrices imitaron el estilo de vestir y el peinado de aquel personaje femenino, lo que implicaba que también lo copiaría su público. El Star-system norteamericano ya empezaba a funcionar, las estrellas de cine eran como dioses para la gente, y el estilo flapper causó pronto furor entre las mujeres que anhelaban mucho más de lo que la sociedad de entonces les permitía.
ESTILO DE VIDA
Se podría resumir en que las flappers despreciaban cualquier comportamiento "moralmente aceptable". Para empezar, rechazaban por completo el compromiso y, especialmente, el matrimonio a edades tempranas (recuerda que a principios del s.XX la edad casadera de la mujer seguía estando entre los 18 y los 22 años) y defendían poder disfrutar de su sexualidad sin tapujos ni tabúes. Un auténtico escándalo en la época. Se rebelaban contra las normas de comportamiento consideradas “femeninas” y que exigían recato y sumisión. Las flappers gesticulaban sin miedo y no tenían ningún inconveniente en levantar el tono de voz o en utilizar palabras poco apropiadas en una "señorita”.
Incluso crearon su propio argot, del que puedes encontrar algunos ejemplos aquí y muchos más aquí. Hay hasta un diccionario que se publicó en 2020, Speak Flapper. Algunas palabras han llegado a nuestros días, como «juice» (jugo) para referirse al «alcohol».
Ten en cuenta que la Ley Seca entró en vigor en Estados Unidos en enero de 1920 y no fue derogada hasta 1933, por lo que estaba prohibidísimo hablar de tomar alcohol. Precisamente esta ley contribuyó a que el estilo de vida flapper se difundiera e instaurara con rapidez, sobre todo entre las jóvenes de clase media.
También influyó el que las mujeres ganaran el derecho a voto ese mismo año, fomentando su deseo de ser socialmente iguales que los hombres, de participar en la política y de tener independencia económica. Muchas habían gozado de esa independencia durante la Gran Guerra, ya que habían ocupado los puestos de trabajo que los hombres tuvieron que abandonar para unirse al ejército, y no estaban dispuestas a perder lo que habían conseguido. La guerra también les enseñó que la vida era corta, por lo que había que disfrutarla al máximo.
Y la disfrutaban a tope. Salían de noche sin acompañante y decidían si volvían a casa solas o no. Iban a locales nocturnos, algunos clandestinos, escuchaban jazz, bailaban con desenfreno, bebían alcohol, fumaban y consumían droga si se terciaba. La mayoría de ellas conducía, a veces muy rápido, y no tenía reparos en viajar sola.
Pero todo ese espíritu de rebeldía y lo que costaba mantener ese estilo de vida hedonista se vio truncado por el crack de Wall Street en 1929, cuyas repercusiones llegaron a Europa y terminaron también con las flappers de Londres y París, las ciudades donde más había calado esta revolución feminista pacífica. Sin embargo, nos dejó un legado importante en el sector de la moda. Aunque esto te suene frívolo, no lo es. Te cuento por qué.
EL ESTILO DE VESTIR
Una de las características más distintivas de la moda flapper fue prescindir del corsé, una prenda que simbolizaba la opresión femenina. Librarse del corsé no fue solo un acto caprichoso para sentirse más cómoda o para poder lucir otro tipo de vestimenta que las diferenciara, sino también un acto simbólico que reivindicaba la liberación de la mujer.
También el corte de pelo al estilo “bob” fue una especie de reivindicación. Las largas melenas que se les imponían a las mujeres, recogidas en complejos peinados que dejaban el rostro despejado o lo enmarcaban con algún tirabuzón, como máximo, no dejan de ser un tanto restrictivos. Cortarse el cabello a la altura de la mandíbula y llevar flequillo fue otro acto de rebeldía. Este “bob cut” que vuelve a estar de moda desde hace algunos años es otro de los legados que nos dejaron la flappers.
En cuanto al atuendo, todas tenemos una idea de cómo era: vestidos o faldas que llegaban justo por debajo de la rodilla (y que se fueron acortando) y dejaban a la vista parte de las piernas (y eran más cómodos para bailar y conducir), de corte recto para no marcar la silueta femenina ni resaltar el busto. Telas brillantes para la noche, flecos, lentejuelas y paillettes reflejaban ese estilo de vida sin restricciones y contrapuesto a la discreción que se exigía socialmente a las mujeres.
El look perfecto incluía muchos accesorios: collares largos de cuentas, brazaletes, guantes largos, anillos, broches… Los sombreros decimonónicos se sustituyen por el tipo cloche, turbantes, tocados con plumas o diademas con brillos y adornos. Usar mucho maquillaje también era un rasgo distintivo.
La moda francesa influyó en gran parte en la de las flappers, especialmente en lo que respecta a la idea en la que Coco Chanel, ya reconocida en aquella década, basaba sus diseños: una combinación de elegancia, comodidad y funcionalidad. Coco Chanel también defendía el uso de bisutería en lugar de joyas caras, igual que hicieron las flappers. Ambos conceptos siguen vigentes hoy en día.
Si te apetece ver más diseños como los de la imagen o lo que se llevaba en España en esa época, tienes muchas revistas digitalizas en la web Trencadís de la Diputación de Barcelona, que es de donde saqué las de Les Élégances Pariennes y que me inspiraron para "vestir" a los personajes femeninos de Un asunto delicado.
REFERENTES
Las actrices que imitaron a la protagonista de The flapper eran los más claros referentes de aquellas mujeres que rompieron con las reglas sociales establecidas. La más destacada fue Clara Bow.
Pero la que se considera la primera flapper, en realidad, no es aquel personaje femenino que triunfó en la gran pantalla, sino la novelista Zelda Sayre. Algunas de sus obras las firmó con seudónimo y otras, con el nombre de su marido, ya que así se vendían mejor. Y es que su marido era Francis Scott Fitzgerald, al que conocerás por su novela llevada al cine El gran Gatsby (1925), donde retrató de manera magistral la locura de los Felices 20.
Hubo otras escritoras flappers, como la prolífica guionista de Hollywood, Anita Loos. Puede que no te suene su nombre, pero si te digo que es la autora de la novela Los caballeros las prefieren rubias (1925) que se llevó al cine en 1953, protagonizada por Marilyn Monroe, seguro que no lo olvidarás. Si te apetece leerla, hay una edición de Alba Editorial que incluye la continuación: Pero se casan con las morenas (1928). Es auténtica literatura flapper. Y otro dato para que no la olvides: fue la descubridora de Audrey Hepburn. Gracias a Loos, la icónica actriz consiguió el contrato para protagonizar Vacaciones en Roma junto a Gregory Peck. Si aún no has visto la película y te gusta la comedia romántica, te la recomiendo.
MUJERES GUIONISTAS EN EL CINE MUDO
Te decía al principio del post que, con el personaje de Yvette Faure en mi novela, quería dar visibilidad a las guionistas de Hollywood que la historia del cine apenas nombra. Hubo muchas durante la época del cine mudo, casi la mitad de las películas estaban escritas por mujeres, y algunas fueron también directoras y productoras. Tienes aquí un artículo para saber más de ellas, pero quiero hablarte de algunas, aunque sea muy brevemente, porque creo que lo merecen.
JUNE MATHYS, guionista de la adaptación de la novela de Blasco Ibáñez, Los cuatro jinetes del Apocalipsis (la más taquillera de 1921), y descubridora de Rodolfo Valentino. También fue la primera mujer ejecutiva de cine en Hollywood, concretamente en la Metro.
LOIS WEBER, además de guionista de más de cien películas, fue la primera mujer en dirigir un largometraje, en 1914, y una de las directoras más importantes del cine mudo en Estados Unidos, junto D. W. Griffith.
FRANCES MARION, la guionista oficial de Mary Pickford, que fue la actriz más famosa y taquillera de la época. Marion firmó el guion de más de 300 películas y produjo 130. Conocida sufragista, llegó a ser una de las guionistas mejor pagadas de la época.
Y ya que he citado mi novela un par de veces, si no la conoces y quieres echarle un vistazo a la sinopsis o leer gratis el primer capítulo, clica en la portada.
¡Gracias por leer este post!
Si te ha gustado, compártelo en tus redes sociales. Y si quieres dejar un comentario, te responderé encantada en cualquiera de las mías.
Comments